Para Adriana
Nada importa si naciste en Iasi
o si tu piel amaneció
en el templado mediterráneo.
Menos aún importa
el lugar donde se expidió tu pasaporte
pues el sello que tocó tu carne en el papel
no fue notario ni testigo de nada.
Yo te veo pulular entre mesas y copas
cafés y mesas, mesas y clientes,
ajena al frío que te besó al nacer.
Ahora, cuando ya sabemos
que las cunas nada importan,
que Rumania es mera anécdota,
a pesar de la nostalgia
que muerde tu memoria los sábados tarde.
Puedo decirte que eres hija del Mare Nostrum
de esta mar que congrega personas
y forma familias antes nunca vistas.
Nadie conoce el cordón umbilical
que sujeta este poema a esta mar
y estas letras a tu mirada.
Somos hijos de la misma mar,
un salado manifiesto exento de cordura
que perdurará en el recuerdo fraterno.
20/05/09 Toño Jerez
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