martes

FUTURO ROTO

A Lucien Badjoko

Mi nombre no es ninguno
tengo doce años flacos,
habito este fusil desde los siete,
no sé por quién disparo
ni conozco la patria de los muertos.

Esnifo coca y pólvora mezclada
antes de comenzar cada combate,
el sabor de la sangre narcotiza
el olor de la guerra.

La losa de la muerte es mi pupitre.

Toño Jerez - La memoria del agua -2008


Lucien Badjoko en la actualidad.
Lucien Badjoko es congoleño y ahora tiene veintiún años.La primera vez que disparó un fusil tenía menos de doce años. Fue la última lección que recibió en el campamento militar donde le entrenaron; una especie de recompensa por el infierno de palizas y castigos de las semanas anteriores. Ya estaba listo para ser soldado y, desde esa perspectiva, se sentía feliz con el 'kalashnikov' de contrabando, un arma que pronto cambiaría por un 'M16' para estrenarse como homicida. Ocurrió en marzo del 97, durante un ataque sorpresa a la ciudad de Kisangani, en su país, La República Democrática del Congo, y fue algo rápido. «Tiré y cayó, creo que le di en el ojo. Me sentí raro, pero la impresión pasó. A fin de cuentas, matar no es tan terrible».



Se convirtió en niño soldado de la noche a la mañana. Uno más entre los 300.000 que combaten a diario en veinticinco países del mundo. Uno más de los que sufren todo tipo de abusos y son obligados a cometerlos para hacerse «fuertes». Su historia, por lo tanto, nada tiene de singular -excepto que logró reconducirla a tiempo- , y habría pasado desapercibida si no fuera por dos cosas. La primera, que sobrevivió para contarla. La segunda, que la narró por escrito.'Yo fui un niño soldado' (Entrelibros, 2006) es el título de un texto crudo y estremecedor en el que Lucien Badjoko relata sus vivencias durante la etapa militar. Es decir, durante su infancia y adolescencia.

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