A Luis Gómez, poeta onubense
Era un breve sonido de arrabal
que arrastraba nostalgias de alquiler.
por insomnes tabernas oxidadas.
Cuando escuche tu voz,
ya estaba muerta.
El poeta, mi viejo amigo,
-comenzaste a decirme susurrando-
puede perder la voz,
pues tan sólo precisa la palabra.
(c) Toño Jerez
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