viernes

SOBRE INFANCIAS Y REPTILES

Mi infancia está guardada en el interior
de un caimán disecado y este ahora pernocta
dentro de un guardamuebles desubicado y ciego.

En él escondieron parte de mi naufragio
breves restos azules, sables militares,
olores compartidos, la luz de nuestro patio,
el eco del portal, un silencio infantil,
voces que ya no existen, unas gafas oscuras,
el vuelo de Galgari, siluetas del pasado,
restos de piel y risas, cicatrices antiguas,
el sonido del timbre, clases de matemáticas,
un pedazo de mar y un trozo de ventana.
Todo enredado y mudo, efervescente y mudo.

Quietud irreverente del Sputnik soviético,
sospechosa actitud, extraño conformismo,
el del insomne caimán vigilante y turbio,
terriblemente turbio, turbio, turbio y azul.

Fingida extravagancia la del tenaz reptil
para permanecer vivo en mi memoria.

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