No conozco un lugar
donde duerman las olas
ajenas al murmullo
de los hombres sin labios.
Por eso yo me visto
de llanto y de ceniza
y aguardo primaveras;
el miedo no es partir
de cero o menos uno.
el terror verdadero
está en no amanecerse.
Vivir no es renunciar
a reinventar los días,
ni claudicar la voz
a un discreto silencio
para luego dejarse
morir en la distancia
de estériles reproches.
Tampoco renegar
de los sueños azules
y enterrarlos en sal
para que no incomoden.
Vivir es la impostura
exacta de los pasos,
la oquedad de las horas
que traen la memoria
cotidiana del barro.
Un tránsito fugaz
como la lluvia cálida
de agosto en nuestra piel.
Somos un verso esférico,
dos discursos de invierno,
tres latidos de fuego;
un reloj transitorio
de sesenta minutos.
LA MEMORIA DEL AGUA - 2008
1 comentario:
Magnifico, sin duda alguna de premio.
un beso toño
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