Uno se cansa.
Ve pasar a los demás con su rezo
y creen con él solucionar todos sus pesares.
Cientos, miles, de adictos al viejo cuentito
de la fe que nada mitiga ni soluciona.
De nada sirven las plegarias, los golpes en el pecho
frente al muñeco de madera.
Uno se cansa.
Ve pasar a los demás con su dios a cuestas,
en la bolsa de la compra, entre los cuadernos de caligrafía
y cálculo de escolares asustados por el pecado original
que obtiene el ser humano cuando se llena de vida.
Ve como el escombro quiebra la espalda,
seca la boca seca y desquicia los ojos,
cuando el hambre muta en herida abierta.
Y uno se cansa del susurro beato, de la gran culpa,
de la gestión del libre albedrio que sufren los creyentes.
Uno se cansa.
Y reivindica el derecho a cansarse
de soniquetes ajenos, del eco de los templos,
del maltrato al que los imagineros someten a la madera,
de las vigilias que nadie escucha, del mea culpa a media luz,
del caustico catecismo, del arrepentíos sempiterno
que esputan desde el altar para someter al resto.
Por la carne de la infancia que mancillan las sotanas: Ora pro nobis.
Por la vida de palacio de la ciudad del vaticano: Ora pro nobis.
Por el lujo de los cortesanos de la fe: Ora pro nobis.
Por las bendecidas inversiones en bolsa: Ora pro nobis.
Por que siga funcionando la demagogia del altar: Ora pro nobis.
Por el SIDA que ofrece la prohibición del preservativo: Ora pro nobis.
Porque la incultura siga siendo nuestra aliada: Ora pro nobis.
Por haber exaltado a dictadores asesinos: Ora pro nobis.
Para que el negocio duré dos mil años más: Ora pro nobis.
Pero la tierra es atea y sigue temblando.
2 comentarios:
Así se piensa, así se habla.. ojalá la verdad fuese tan contagiosa como la mentira y la demagogia.. Susana
A alguien tenías que echarle la culpa de tu no estar a gusto en ti. Es muy humano.
Menos mal que se la echas al Vaticano, tan lejos de aquellos pescadores que fueron con Jesús (sea esto historia o leyenda). ¿Pero a qué esa mala sangre muchacho? No pareces haber entendido la religión. Deberías aprender a meditar, que toda la grandeza del mundo está dentro de ti. Y millones de disculpas por la elemental lección.
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