Página personal de Rafael Quevedo:
http://www.myspace.com/rafaelquevedo
Espero que disfruten de tan entrañable autor, un saludo
IMAGINA, YO ERA LENNON.
Corrían los años sesenta y la segunda ciudad al este de la Isla era el mundo, eso era Santiago de Cuba para mi el mundo, y Ampliación de Fomento, mi barrio, su capital. Si amigos míos, en ese diminuto e imperceptible punto del mapa, con una temperatura de ampanga y un sabor poco común, comenzó todo para mí.
No recuerdo por vía de quién, ni como, pues las comunicaciones con el exterior eran ciencia ficción, no entraba nada, pero esto se las ingenió y promovió la movida, sin diarios, revistas, tele o cine en el caso nuestro. Bloqueados desde afuera y cerrados a lo de "afuera" desde dentro, se instaló y se hizo carne en la pepillería, adolescencia de la ciudad, con toda su algarabía, sus gritos, su "Love Me Do", sus pelos, su "Help", sus jeans ajustados. ¡ Eran Los Beatles ! . Cómo no caer en la tentación de ser uno de ellos, si no había fiesta que se respetara en que no sonaran sus canciones; recuerdo que pegábamos el oído a la onda corta y sintonizábamos como se podía la BBC de Londres para escuchar lo último de los chicos de Liverpool, nunca olvidaré la primera vez de "Penny Lane" y la locura "Strawberry Fields Forever" o el "Obladi Obladá" que a mi ya en aquel entonces me sonó sonso ... así, en medio de esa ola de "susurros", pues como ya expliqué escuchar onda corta y canciones en inglés eran "desviación ideológica" llegaron las guitarras, y sin pestañear Chichi, Juani, Jorge y Rafelito se dieron a la tarea de armar el grupo, con María Elena de secretaria y el resto de las chicas del barrio nuestras adoradas fans.
Juani, hoy ingeniero en la batería, era Ringo, y ¡qué batería!, formada con libros de distinto grosor para dar el bombo, la caja, el tun tun. Los platillos de la batería eran la otra gran estafa, el otro show, pues eran cajitas de betún de lata. Jorge el Cole, hoy médico era George en una de las guitarras claro, y los que componíamos eran: Chichi, Lic. en Matemáticas -, dedicado hoy en cuerpo y alma a la música tradicional cubana, en el bajo como Paul, y por supuesto yo en la otra guitarra era Lennon. Un Lennon que exhibía unos quevedos de plata que eran de mi abuela Esperanza con un aumento que pa ´qué les cuento, lentes que me quitó el director de la secundaria Espino Fernández argumentando también lo de la desviación ideológica y que jamás devolvió; por supuesto esto no lo confesé en casa. Así en aquel entonces yo iba con el desenfado y la paz, el amor sin melena - sin pelo largo - por lo mismo de las canciones en inglés, los quevedos, la poli y el no poder entrar a clase con los pantalones ajustados.
Mil novecientos noventa y ocho fue el año del disco que no fue, "Juegos de Azar", pero en aquel entonces no lo sabía. Tenía ya cuatro años de residencia en la Argentina y la fruta estaba madura. El material del CD estaba listo, motivo por el cual la Revista "Acceso" con Juan José Jara a la cabeza ante la cantidad de presentaciones que se venían me hizo una larga entrevista donde hablé de casi todo, en especial de mis influencias y la trova cubana. Como fui portada de revista, amigos y enemigos me vieron, entre los amigos Rubén Valle –poeta, escritor, periodista- el más caro por ser el más cercano de mis amigos argentinos. Rubén me felicitó y me soltó al oído: esta entrevista debió llamarse "Yo Era Lennon"... y ahí, en ese instante, cual relámpago en tarde despejada comenzamos a hacer esta canción, con el Lennon de él y el mío, con el de todos y cada uno dentro, como el primero de la fila y el último soñador, con el pez en el anzuelo, la sed del pescador, siendo juez y parte, Venus y Marte bajo un mismo sol...Por supuesto yo, era Lennon.
Texto de la Canción
"Yo era Lennon"
Por supuesto yo era Lennon
el que se acostaba con la paz... se acostaba,
y era la guerra si la noche no se abría
como una guitarra entre las piernas.
Por supuesto yo era Lennon
el profeta, el Quijote, el proxeneta
las manos vacías, las musas llenas
la boca en la boca de la trompeta.
Por supuesto yo era Lennon
el que no creía en nada
sólo creía en las canciones
pateando la calle, puteando a la Reina
pasado de revoluciones
revolución en la niebla.
Por supuesto yo era Lennon
la mitad de la estrella... la mitad
el universo bajo cuerdas, la palabra desnuda
vestida con el cuerpo de ella.
Por supuesto yo era Lennon
un pedazo de este infierno, dosis de tu veneno
mágico y misterioso como un flash en el cabaret del cielo.
Por supuesto yo era Lennon
el que no creía en nada
sólo creía en las canciones
pateando la calle, puteando a la Reina
pasado de revoluciones
revolución en la niebla.
El primero de la fila, el último soñador, el pez en el anzuelo,
la sed del pescador, juez y parte, Venus y Marte
bajo un mismo sol, imaginación, imaginación, imaginación.
Por supuesto yo era Lennon
el que se acostaba con la paz... se acostaba
y era la guerra si la noche no se abría
como una guitarra entre las piernas.
Por supuesto yo era Lennon
el que se acostaba con la paz... se acostaba
Rafael Quevedo
http://www.myspace.com/rafaelquevedo
Espero que disfruten de tan entrañable autor, un saludo
IMAGINA, YO ERA LENNON.
Corrían los años sesenta y la segunda ciudad al este de la Isla era el mundo, eso era Santiago de Cuba para mi el mundo, y Ampliación de Fomento, mi barrio, su capital. Si amigos míos, en ese diminuto e imperceptible punto del mapa, con una temperatura de ampanga y un sabor poco común, comenzó todo para mí.
No recuerdo por vía de quién, ni como, pues las comunicaciones con el exterior eran ciencia ficción, no entraba nada, pero esto se las ingenió y promovió la movida, sin diarios, revistas, tele o cine en el caso nuestro. Bloqueados desde afuera y cerrados a lo de "afuera" desde dentro, se instaló y se hizo carne en la pepillería, adolescencia de la ciudad, con toda su algarabía, sus gritos, su "Love Me Do", sus pelos, su "Help", sus jeans ajustados. ¡ Eran Los Beatles ! . Cómo no caer en la tentación de ser uno de ellos, si no había fiesta que se respetara en que no sonaran sus canciones; recuerdo que pegábamos el oído a la onda corta y sintonizábamos como se podía la BBC de Londres para escuchar lo último de los chicos de Liverpool, nunca olvidaré la primera vez de "Penny Lane" y la locura "Strawberry Fields Forever" o el "Obladi Obladá" que a mi ya en aquel entonces me sonó sonso ... así, en medio de esa ola de "susurros", pues como ya expliqué escuchar onda corta y canciones en inglés eran "desviación ideológica" llegaron las guitarras, y sin pestañear Chichi, Juani, Jorge y Rafelito se dieron a la tarea de armar el grupo, con María Elena de secretaria y el resto de las chicas del barrio nuestras adoradas fans.
Juani, hoy ingeniero en la batería, era Ringo, y ¡qué batería!, formada con libros de distinto grosor para dar el bombo, la caja, el tun tun. Los platillos de la batería eran la otra gran estafa, el otro show, pues eran cajitas de betún de lata. Jorge el Cole, hoy médico era George en una de las guitarras claro, y los que componíamos eran: Chichi, Lic. en Matemáticas -, dedicado hoy en cuerpo y alma a la música tradicional cubana, en el bajo como Paul, y por supuesto yo en la otra guitarra era Lennon. Un Lennon que exhibía unos quevedos de plata que eran de mi abuela Esperanza con un aumento que pa ´qué les cuento, lentes que me quitó el director de la secundaria Espino Fernández argumentando también lo de la desviación ideológica y que jamás devolvió; por supuesto esto no lo confesé en casa. Así en aquel entonces yo iba con el desenfado y la paz, el amor sin melena - sin pelo largo - por lo mismo de las canciones en inglés, los quevedos, la poli y el no poder entrar a clase con los pantalones ajustados.
Mil novecientos noventa y ocho fue el año del disco que no fue, "Juegos de Azar", pero en aquel entonces no lo sabía. Tenía ya cuatro años de residencia en la Argentina y la fruta estaba madura. El material del CD estaba listo, motivo por el cual la Revista "Acceso" con Juan José Jara a la cabeza ante la cantidad de presentaciones que se venían me hizo una larga entrevista donde hablé de casi todo, en especial de mis influencias y la trova cubana. Como fui portada de revista, amigos y enemigos me vieron, entre los amigos Rubén Valle –poeta, escritor, periodista- el más caro por ser el más cercano de mis amigos argentinos. Rubén me felicitó y me soltó al oído: esta entrevista debió llamarse "Yo Era Lennon"... y ahí, en ese instante, cual relámpago en tarde despejada comenzamos a hacer esta canción, con el Lennon de él y el mío, con el de todos y cada uno dentro, como el primero de la fila y el último soñador, con el pez en el anzuelo, la sed del pescador, siendo juez y parte, Venus y Marte bajo un mismo sol...Por supuesto yo, era Lennon.
Texto de la Canción
"Yo era Lennon"
Por supuesto yo era Lennon
el que se acostaba con la paz... se acostaba,
y era la guerra si la noche no se abría
como una guitarra entre las piernas.
Por supuesto yo era Lennon
el profeta, el Quijote, el proxeneta
las manos vacías, las musas llenas
la boca en la boca de la trompeta.
Por supuesto yo era Lennon
el que no creía en nada
sólo creía en las canciones
pateando la calle, puteando a la Reina
pasado de revoluciones
revolución en la niebla.
Por supuesto yo era Lennon
la mitad de la estrella... la mitad
el universo bajo cuerdas, la palabra desnuda
vestida con el cuerpo de ella.
Por supuesto yo era Lennon
un pedazo de este infierno, dosis de tu veneno
mágico y misterioso como un flash en el cabaret del cielo.
Por supuesto yo era Lennon
el que no creía en nada
sólo creía en las canciones
pateando la calle, puteando a la Reina
pasado de revoluciones
revolución en la niebla.
El primero de la fila, el último soñador, el pez en el anzuelo,
la sed del pescador, juez y parte, Venus y Marte
bajo un mismo sol, imaginación, imaginación, imaginación.
Por supuesto yo era Lennon
el que se acostaba con la paz... se acostaba
y era la guerra si la noche no se abría
como una guitarra entre las piernas.
Por supuesto yo era Lennon
el que se acostaba con la paz... se acostaba
Rafael Quevedo
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